sábado, 23 de mayo de 2009

Ya de vuelta, pero dispuesto a volver a marcharme

Siempre se habla de la vida como una sucesión de distintas etapas, que normalmente se basan en el tiempo que se existe. Así se habla de cigoto, mórula, blastocito, embrión, feto, neonato, niño, adolescente... Hasta esta última época, todos los pasos se siguen universalmente, aunque algunos los alarguen o acorten más. Y esto es porque más o menos se pueden poner unas pautas de comportamiento fijas: quien de nosotros no era un llorón con 1 año de vida; o un porculero a los 12.

Sin embargo, a partir de los 17-18 años más o menos, esto ya no se puede mantener. Uno comienza a cambiar, a evolucionar, ya no en función de lo que le toca, sino de las experiencias que tiene. Por eso prefiero, a partir de ahora, dividir la vida en base a dichas experiencias: el año en que conociste a tales amigos; el año en que te gustaba tal persona; el año que estuviste en Italia (solo para Erasmus :D)... Es, obviamente, una división totalmente personal.

Donde quiero hacer hincapié con esto es en lo cambiante que se vuelve la vida a esta edad. Es como sumergirse cada cierto tiempo en un mundo nuevo, que no conoces, y que tienes que explorar. Al cabo de cierto tiempo vuelves al mundo "real", pero ya no eres el mismo, siempre aprendes algo de tu "viaje interespacial", que te va a influir durante el resto de tu vida.

A veces de estos viajes vuelves escaldado, otras veces más animado; pero lo normal es que, cuando estás de regreso, seas capaz de ver tanto lo bueno como lo malo que te ha ocurrido. Y no importa cuál de los dos aspectos hayan sido los predominantes, si la cosa ha salido mal o bien, lo importante es tener ganas de empezar otra "aventura". Sin olvidar las anteriores, claro.

2 comentarios:

Tomica_naranja dijo...

Me gusta. :D Ese es el sentimiento. Voy a intetar plantearmelo así mas menudo (a lo habia hecho mas de una vez) por que creo que si mister entradas criticas se lo plantea asi, la borde nº2 y optimista no se lo puede plantear de otra manera. jejeje.

Saludos man

Boeder Escalier. dijo...

Nos hacemos viejos chico, la división temporal es lo único que nos queda.

Yo, hace dos años en cantábria, el pasado, en Murcia, el siguiente, en Madrid.