lunes, 28 de diciembre de 2009

Cuando algo pequeño mueve montañas

Que nunca te falte un sueño por el que luchar,
un proyecto que realizar,
algo que aprender,
un lugar donde ir,
y alguien a quien querer.

¿A alguien le suena? Es posible, porque se trata de uno de tantos mensajes que circulan en estas fechas de móvil a móvil. Este me llegó en plena cena de Nochebuena, y dio lugar a una historia graciosa, porque al final resultó que no era yo el destinatario. Y es curioso, porque esa persona anónima que probablemente no conoceré jamás me hizo sonreír por primera vez en esa noche (que no era muy propicia a los chistes, desgraciadamente); y reflexionar sobre ciertos asuntos, como la levedad del ser, la efimeridad de la vida, o la distensibilidad de los diversos orificios femeninos (tema sobre el que tuvimos material abundante en la última clase magistral del año).

Pero dejando tonterías aparte, sí que me resultó curioso cómo los pequeños gestos siempre gustan sobremanera, aun cuando a veces sean fuente de cachondeo, y es que yo soy de los primeros que me he reído muchas veces lo absurdo que me parece semejante tráfico de SMS durante la Navidad. También pienso ahora en la tópica y típica rosa dejada en el buzón o dada en mano (que no comprada al chino del bar, por favor): nunca va a desagradar, como me dijo hace poco una amiga.

En fin, que los pequeños detalles, sobre todo en ciertos momentos, hacen maravillas. A veces es bueno recordarlo.

¡Adiós!


martes, 15 de diciembre de 2009

Tu camino lo eliges tú

Se oye comentar, a las gentes del lugar, que corren tiempos extraños por la UM. No hay más que darse un paseo rápido por alguna de sus dependencias, especialmente por los accesos. Desde la puerta con torno giratorio que han colocado para entrar a La Merced (el detector de metales no lo instalan hasta dentro de 2 semanas); a la gincana de obstáculos que cada día se curran por las carreteras del Campus individuos de camisa fluorescente, mientras almuerzan a la sombra de una pala excavadora y toman nota de en qué punto se forma el tapon más gordo (eso sin tener en cuenta la obsesiva y dañina costumbre de crear rotondas nuevas en cuanto dos calles se cruzan).

Pero dejando a un lado estos problemas logísiticos, en los que poco puedo hacer, hoy quiero centrarme en uno docente. Está relacionado con el archiconocido plan Bolonia y su implantanción en esta nuestra universidad. No voy a ocultar que poco sé de lo que teóricamente postula ese plan, pero algo sí que conozco de lo que ocurre realmente en las aulas donde se imparten los Grados (que andan por su primer año).

Parciales obligatorios, continuas charlas y seminarios también obligatorios, e incluso las propias clases magistrales de necesaria asistencia (al menos al 80%, según creo) si se quieren aprobar las asignaturas. Soy consciente de que esta teoría es actualmente pasada por el forro muy a menudo,(especialmente en lo que concierne a "pasar lista" en clase); pero no hay duda de que tarde o temprano se tendrán que aplicar las normas, o vivir en la anarquía (y mal asunto sería ese, creedme).

Lo que me interesa aquí es a lo que abocan esas normas. Abocan a hacer, yendo directamente al grano, un segundo instituto de la universidad. La universidad es un cambio de mentalidad completo, un nueva situación, una nueva vida. Algo que, debo decir, muchos llevábamos desde el Bachillerato esperando. Precisa, sobre todo, de cierta madurez mental, para comprender varias cosas.

La primera y principal es que el profesor que te imparte la asignatura no es tu vigilante, y por lo general se le da un ardite que entres a clase o no. Basta de tanta gente que acude al aula todos los días por costumbre, y luego se pasa las horas hablando, haciendo el tonto, escuchando el mp3 a hurtadillas o quejándose con los de al lado de lo aburrida que es. NO es obligatoria, y lo dejan bien claro el primer día. Si no te gusta, no entres, y de seguro que aprovechas más el tiempo. Basta de buscar el momento en que el profesor no mira para irte 10 minutos antes de la práctica. Es patético. El mismo profesor dijo también el primer día que él no es el tutor de nadie, y que, desde luego, no va a ir detrás de nadie y lo va a traer por la oreja de vuelta a la sala de disección (o a donde corresponda).

Podría seguir con muchos más ejemplos, pero creo que se entiende lo que quiero decir. En definitiva, las normas made in Bolonia persiguen ese control, ese seguir todos el mismo esquema, el mismo patrón, que posee el instituto, y que poseen en sus cabezas tantos universitarios (y no de primer año). Una carrera debe garantizar que la persona salga de ella con la formación necesaria en el ámbito de turno. Y el lugar de donde obtengas esa formación es cosa tuya. La universidad te proporciona uno, muy bueno por cierto, pero es decisión de cada cual el uso que va a hacer de él. Para aprobar el examen de Fisiología, por decir algo, no tienes que tomar los apuntes del profesor y luego estudiártelos en el orden y con las palabras que él ha dicho. Lo que tienes es, tú mismo, que formarte en la materia, siguiendo el esquema que te dan o no. Porque el conocimiento a estos niveles, en el fondo, es el mismo lo explique quien lo explique.

Y esto es, a mi entender, lo que deberían promulgar las universidades. Centrarse en elaborar pruebas o exámenes que garanticen que la persona domina la materia (por todos lados abundan exámenes repetidos, o estándar, donde la gente no entiende ni lo que responde porque directamente se ha empollado las posibles preguntas y sus respuestas). Y menos clases y parciales obligatorios. Menos seguimiento y control. Porque somos ya mayores de edad. Y es muy triste que a estas alturas ya, traten todavía de obligarnos a todos a seguir el mismo sendero, sin salirse de la línea de piedras, en algo tan importante y tan personal como es la formación universitaria de cada uno.

martes, 8 de diciembre de 2009

Calamares cardiopáticos

Como más de uno se habrá dado ya cuenta, a no ser que se tenga una clara vocación de escritor, o una vida extraordinariamente interesante, a medida que el blog va cumpliendo meses y meses de vida, la frecuencia de entradas disminuye. Y es que al principio tienes muchas cosas que decir, cosas que anteriormente te guardabas para ti, o que comentabas solo con un círculo selecto de personas (amigos, pareja, ligue de la semana... ).

Por eso cuando ya te has vaciado por completo. Cuando has exprimido hasta el último pensamiento que tenías guardado, ya solo puedes nutrir tu pequeño rincocito en la red de nuevos afluentes, nuevas elucubraciones que vayan acudiendo a tu mente. Y recalco lo de nuevas, porque anda que no es frecuente que te apetezca tocar un tema del que ya hablaste un par de meses atrás. ¿Y que tiene de malo eso? Pues hombre, nada, pero no queda muy elegante. Un servidor prefiere tener siempre productos frescos y listos para consumir, antes que los calamares a la romana congelados y macerados en aceite que sirven todos los jueves en el comedor del Centro Social.

Un día de estos dedicaré una entrada íntegramente a los citados calamares. Auténticas bombas de relojería para tus arterias, engendradores de viudas, fuente de riqueza para cardiólogos y cirujanos torácicos. Sin ellos, el desarrollo del vaipás coronario no habría podido convertirse en una realidad.

¿Veis? Comencé a escribir sin saber muy bien qué poner, y he acabado con una entrada completa (aunque algo insulsa). Espero no defraudar a mis pocos pero fieles lectores.

¡Adiós!

miércoles, 11 de noviembre de 2009

El placer está en tus manos

Me sorprende no haber visto hasta ahora ningún blog comentando la última tontería del Gobierno, de modo que me vais a permitir que lo haga yo. Y es que dejando ideas políticas aparte, la nueva campaña me parece que se salta todos los patrones de lo verdaderamente absurdo y, sobre todo, innecesario

No sé por donde empezar. Veamos. Fijémonos en el título de la campaña, por empezar con algo. "El placer está en tus manos"... No me digais, sinceramente, que no parece sacado de un monólogo de la Paramount. Y puede que no proceda de allí, pero es a donde se dirige, seguro. Si no, atentos a la tele. Con estas cosas, ser humorista o crítico (a lo Pérez-Reverte) es uno de los oficios más fáciles jamás creados.

No alcanzo a imaginar cómo surgió semejante idea. Este tipo de campañas, por lo general, aparecen para solucionar algún problema social que se incremente notoriamente. Este es el procedimiento normal: se hace una estadísitca, se concluye: "los jóvenes le dan mucho a la coca", por ejemplo; y se pone pasta para la campaña, que siempre incluye una frase de ingenio sobrehumano: "no te pases de la raya", o algo parecido.

Pero, ¿esta vez? ¿Han ido puerta por puerta preguntando si los críos (y los que no lo somos) se masturban? En caso afirmativo, la conclusión del estudio no sería: "los jóvenes se masturban poco"; sería: "los jóvenes mienten mucho".

Para acabar, pongámonos un poco serios. ¿De verdad en estos momentos es prioritario destinar dinero a enseñar a los crios a masturbarse? Vamos a pensar con lógica. Masturbarse es instintivo, una de las pocas cosas que conservamos de nuestro pasado animal. Es como promover campañas para enseñar a los neonatos a mamar de la teta. Ningún sentido. Y aunque las nuevas generaciones se hayan vuelto idiotas y no supieran cómo funciona el asunto, ¿qué es lo peor que podría pasarles?

Dejemos al Congreso que lo discutan. Por lo menos así están entretenidos y no joden otras cosas.

¡Adiós!

miércoles, 21 de octubre de 2009

¿Vivimos demasiado bien?

Una pregunta abre hoy la entradita de la semana: ¿Vivimos demasiado bien?

Para comenzar a explicar lo que quiero transmitir, creo que primero habría que formular otra, que sería: ¿Vivimos mejor que en las épocas pasadas? Hay aplastantes razones a favor del Sí. La primera es el gran avance de la Medicina, obviamente. La segunda, la seguridad que se ha alcanzado en el mundo Occidental con la democracia. La seguridad de que no habrá cualquier día una guerra que pueda arrasar el país, o una revolución en la que rueden las cabezas. Y hay otras. Actualmente todos tenemos expectativas de alcanzar como poco los 75 años, en condiciones óptimas de salud. Con algún problemilla, inevitable a esa edad, pero bien en general.

Esto hace un par de siglos (y yo diría que menos) era una completa utopía. La medicina, aunque progresaba sin descanso, era aún embrionaria. Muchas enfermedades ahora muy controladas eran por entonces mortales. Pero no solo eso. Hay que tener en cuenta (sobre todo en siglos posteriores al XIX) las continuas guerras, revoluciones, el trabajo extenuante (el proletariado del S. XIX); junto con una escasa sensación de protección por parte de organismos superiores. Nada de Derechos Humanos, o algo similar.

En resumen, la gente vivía con la constante sombra de un final próximo. Y aunque en verdad no lo sé, quiero imaginarme que esto fortalecía a las personas en gran medida. Se sobrellevaban mejor los golpes de la vida. Se pensaba menos en el futuro, y se dedicaba más tiempo a disfrutar con el presente, aunque las cosas buenas con las que deleitarse fueran ínfimas en relación con las que tenemos ahora.

Y claro, hoy en día, con esa idea preconcebida de que vamos a durar, y durar, y durar, ¿para qué detenerse siquiera a pensar en el gozo que es tener una vida entera por delante? ¡Si es lo normal! Preferimos gastar el tiempo en quejarnos por otras nimiedades, que todos conocemos.

Ahora bien, cuando la vida nos sacude un golpe de los duros (y sin avisar), el desconcierto es abrumador, y la nueva situación, difícil de aceptar. Ni siquiera necesitamos que nos pegue el golpe, con solo darnos un susto, muchas veces ya se nos viene el mundo encima. Te das cuenta entonces de lo que te importa realmente, de lo trivial de tus otras preocupaciones, y de lo poco que has valorado lo que tenías.

Quiero aclarar que no me estoy muriendo, ni nada parecido, gracias a Dios. Pero hoy he tenido un susto de los que hablo, y estoy reflexionando sobre ello. Y pese a todo lo escrito, debo decir (modestia aparte) que me considero una persona que sabe valorar lo que tiene.

¿Opiniones?

¡Adiós!

jueves, 15 de octubre de 2009

Gambazos RAE

Hoy vamos a dejar un poquito en ridículo a la Real Academia Española de la Lengua, merced a una investigación que hizo un amigo de la facultad. Por casualidades del destino, buscó la palabra fémur en el diccionario de la RAE, y he aquí lo que encontró:

fémur.

(Del lat. femur).

1. m. Hueso del muslo, que se articula por uno de sus extremos con el coxis y por el otro con la tibia y el peroné.

2. m. Zool. Artejo de las patas de los insectos, articulado por uno de sus extremos con el trocánter y por el otro con la tibia.


He aquí la definición. Y en negrita y cursiva, por cortesía mía, las burradas.

Sin entrar en muchos detalles. El coxis es el hueso final de la columna vertebral, y ni por asomo se articula con el fémur (pilla algo retirado). Imagino que se confundirían con el coxal, que es como se llama en realidad el hueso de la cadera. Un error de nomenclatura.

En cuanto a lo del peroné, no tengo explicación de qué les pudo pasar. Imagino que dirían: está debajo, pos se articulará, ¡digo yo!. Observemos cuidadosamente la imagen:


Mi amigo ya ha enviado el correo para que subsanen el error, y le han contestado algo así como "Gracias, lo investigaremos".

¿Llamarán al CSI?

¡Saludos!

lunes, 12 de octubre de 2009

Optimismo

Parece que el blog se está secando poco a poco, y han sido varios los intentos de revivirlo en las últimas semanas, infructuosamente. Pero creo que esta vez voy a conseguir darle algo de forma a la entrada. Y es que me he dado cuenta de por qué me cuesta tanto escribir algo últimamente. Es muy simple, y lo diré con palabras sencillas: "porque estoy de puta madre".

Aunque no me guste, no puedo negar que esto era principalmente un sitio donde desahogarse, donde descargar frustraciones, como decía el subtítulo con el que nació este proyecto. Y como ya decía en entradas antiguas, la vida se estaba volviendo muy poco estable. Lo bueno de la inestabilidad es que a veces tiene picos hacia arriba. Y en ello estoy. Y que dure mucho, por supuesto.

Ahora que lo pienso, verdaderamente estoy pasando por una época muy buena, si soy capaz de escribir esto la víspera de un martes, en el que tengo que levantarme antes de las 8 de la mañana. Yo mismo me sorprendo.

Pues nada más, salvo la conclusión final. Midiendo la frecuencia de entradas en el blog, puedes saber si la persona está pasando por una época buena o mala. Si hay poco plasmado, es que todo va bien. Y ahora que lo pienso: ¿no sería más lógico que esto fuera al revés?

Qué más da. Lo lógico es aburrido.

¡Adiós!

domingo, 27 de septiembre de 2009

1. Aceptación (lo importante es la salud)

2. Frustración (¡pero podría haberme pasado en otra ocasión!)

3. Fraternidad (por lo menos ellos se lo pasan bien)

4. Resentimiento (cabrones... )

5. Cruel regocijo (ya verán el lunes cuando tengan que madrugar...)

Los 5 estadios de la fiesta frustrada.

¡No os podréis volver a librar de mí!

viernes, 11 de septiembre de 2009

Propósitos para el nuevo curso

Ya un futuro físico y amigo mío publicó no hace mucho una entrada con título similar, aunque referida al verano. Yo me he centrado más en el nuevo curso, en el año académico. Bien, como ya puse en el otro blog (aprovechemos para hacer publicidad: AQUÍ podréis encontrar una suculenta descripción de las penurias y contratiempos que se sucederán durante los próximos 5(6+) años que dure la carrera); bien, como iba diciendo, en el otro blog describí un poco 1º de Medicina.

Y bueno, como a uno no le ha gustado mucho la experiencia de estudiar en verano y esas cosas que hasta ahora jamás había hecho; he decidido que este año voy a cambiar. Voy a empezar enumerando claramente mis propósitos (seguro que algunos os suenan):

1. Estudiaré como mínimo todas las semanas (eso de todos los días no lo veo, sinceramente, así que vamos con metas un poco más realistas).

2. Cogeré bien los apuntes de clase (estudiar una comisión que ha sido fotocopiada 300 veces puede volverse un infierno).

3. Cuando no haga el punto 2, se los pediré a alguien (es importante cubrir todas las posibilidades).

4. No me dejaré para estudiar en febrero las asignaturas que más aborrezca (eso ya me costado arrastrar la Física Médica para segundo, y ni puta gracia).

Creo que esos son los puntos fundamentales. Pero claro, no va a ser tan fácil. Porque para tratar de frustrar mi intento, unos seres malignos han colocado serios obstáculos en mi camino, que debo superar con determinación. Estos son los principales:

1. B.U.M
2. Fiesta de las batas
3. Las paellas de Medicina
4. Novatadas
5. Fiesta de la Sidra
6. Económicas
7. Cualquier fiesta de cualquier facultad a la que me inviten (por qué conoceré a tanta gente...).

No cabe duda de que será una lucha ardua.

Propósito global para el año: no incumplir ninguno de los puntos de la primera lista, ni por supuesto perderme tampoco los de la segunda.

¡Adiós!

domingo, 6 de septiembre de 2009

Un pasillo

"Un pasillo largo, de losas claras y anticuadas, con puertas a los lados a intervalos regulares. Puertas color gris, con los dinteles tintados de granate. El mismo esquema de colores se repite por todo el corredor: en las barandillas, en los mostradores, en los letreros... Todo es monotonía. Silenciosa monotonía.

Es de noche. No cabe duda al respecto. No lo dice ningún reloj, ni siquiera una ventana que muestre la negrura del exterior. Es de noche. Porque nadie habla, nadie ríe. Y sin embargo, hay gente. Al fondo, en una sala con la puerta abierta, muchas sillas y un cartel: Sala Acondicionada por la Asociación Española contra el Cáncer.

Y hay gente. ¿Qué harán tantas personas reunidas y en silencio en tan extraño y lúgubre lugar? Podría preguntarse. Porque ninguna se mira a la cara. Ninguna da muestras de reconocer a quien tiene sentado a su lado. Y sin embargo, todos se conocen. De eso tampoco cabe duda.

Alguien ha salido de una puerta cercana. Una de esas puertas grises y rojas, en nada diferente a las demás. Se dirige a la sala, tapándose la cara. Por el camino se encuentra con otra persona, que hace el camino contrario. Tampoco en esta ocasión hablan, ni entrecruzan sus miradas. Y sin embargo se entienden. Se abrazan. Están así unos segundos. Y luego entran los dos en la sala."


domingo, 16 de agosto de 2009

Leyendas

Un año más, un festival más, un Leyendas más. Desde hace ya tres años es, para mí, una opción segura en el verano, pese a que del último salimos un pelín escaldados. Pero fue más por el desgaste que conlleva acampar en agosto y la inmundicia que se genera (inevitable ítem que este año tampoco se ha podido evitar). Si es que estos heavys...

Heavys. Pese a que tienen bastantes cosas que no me gustan, debo decir que sigue siendo mi ambiente, mi rollo. No por nada pasé los años de Bachiller metido en ese mundillo, y tengo buenos recuerdos (no todos ellos relacionados con cerveza y música, aunque sí la mayoría, para qué nos vamos a engañar). El caso es que ha sido bastante gratificante volver a los "viejos tiempos", aunque no tienen mucho de viejos. Pero a uno le da esa sensación.

De nuevo era hora de ver a Azrael, que tocaron temas viejos que pocos se sabían (esa "Tarde Ya", que yo le "dediqué" a alguien que nunca leerá esto); Beethoven R, que se permitieron el lujo de estampar un bajo contra el suelo (esto es heavy metaaaaalll xDD); Lujuria (Óscar Sancho poniendo a todo el mundo en pie a las 4 de la tarde, bufff); Saratoga, que esta vez me decepcionaron un poco; Muro, con la formación original, todo un mito. Hasta aquí el problema es que el Sol también estaba disfrutando de los conciertos, y su compañía no era del todo grata.

Pero afortunadamente, de 8 a 11 tuvimos un descansito patrocinado por Ñu y Los Suaves, y lo emprendimos en una duchita, unas cuantas cervecicas y un rico Brugal; y ya estábamos listos para los conciertos nocturnos: WarCry, que sorprendieron a todos dando el mejor concierto (fueron todo temás clásicos, y ninguna pastelada de las nuevas); Obús, con su habitual juerga ochentera (llovía J&B por entre el público); y por último Saurom, que aunque estábamos ya un poco reventados, esto no nos impidió reírnos gustosamente con tan simpáticos juglares.

Y alguno dirá: ¿y ya está? Pues sí, porque al acabar los conciertos a eso de las 3.30 me fui para el camping y a sobar se ha dicho, que estaba hecho puré.

Lo único que me queda ya por decir es: hasta el año que viene.

¡Adiós!

martes, 11 de agosto de 2009

Dilema moral

Las personas entendemos la vida de formas muy distintas, aún dentro de la misma cultura, como puede ser la española. Y fruto de esta sencilla y obvia reflexión es el planteamiento que hago hoy.

Se trata de una situación que puede darse con facilidad, y que he observado alguna vez. Por un lado tenemos a esa persona que nos "pone" muchísimo, que llevamos un tiempo trabajándonos, y que todo parece indicar que puede caer. No es nada más allá: no hay amor hacia esa persona, ni queremos que lo haya. "Solo" es puro vicio.

Pero como las cosas no son tan fáciles, tenemos la otra cara de la moneda, representanda aquí por uno de nuestros mejores amigos o amigas, según el caso. Me refiero aquí al significado verdadero de "amigo", es decir, de persona en la que confías y que siempre va a estar a tu lado, etcétera etcétera...

Pues bien, resulta que nos hemos enterado por una fuente fiable de que nuestro amigo está muy pillado por esa persona que nos queremos tirar. Aquí ya no me refiero solo a que quiere sexo, sino a que quiere una verdadera relación. No obstante, él no nos lo ha dicho.

La pregunta es simple: ¿cuántos pasarían del amigo e irían a echar el polvo? ¿Y cuántos no lo harían?

En resumen: ¿cuántos renunciarían a un polvo por un amigo?

Se abre el debate.

P.D. Que conste que nadie aquí está representado ocultamente. No he pensado en nadie al plantearlo, ni es mi intención que lo penseis vosotros.

lunes, 13 de julio de 2009

Solo quiero un gorro

Hoy ha sido uno de esos días en los que madrugas sin tener que hacerlo, te gastas 1´45€ en un maldito viaje en autobús de 20 minutos y te diriges al matadero cual conejo despreocupado la víspera de un domingo de comida con la familia. Es decir, que me he ido de compras al Thader. Y digo lo de matadero por los hachazos que tengo que aguantar cada vez que subo allí (que afortunadamente solo es cuando no me queda más remedio).

Tengo que explicar un poco más esto. Resulta que, durante mi desarrollo embrionario, se produjo un error genético de apareamiento de cromosomas en mi futuro hueso de la cadera, cuyos efectos a largo plazo han sido que no haya un puto pantalón en tienda alguna que me esté bien, normal. Vamos, que ni me sobre ni me falte por algún sitio. Que se quede en su sitio, ostias. Afortunadamente, terapias de grupo y ayuda psicológica basada en el principio del ajo y agua han conseguido que me resigne a la evidencia, y que 45 minutos para encontrar un pantalón que me pueda poner sin al día siguiente salir en el periódico, sean parte de la rutina semanal.

Pero lo de hoy va mucho más allá. Esta vez no era un pantalón, ni una camiseta, ni unos zapatos. Era un maldito gorro.

Vamos, es que este tipo de prenda no es que tenga mucho fuste. Consiste en una cavidad más o menos cóncava (el sombrero) que entra en otra más o menos convexa (la cabeza). Hay congruencia. Además, se supone que el tamaño del cráneo no varía extraordinariamente entre los individuos. Pero no. El maldito trozo de tela no entraba. Miro la talla: es la más grande de la tienda (del Decathlon). Ahora también me harán coger complejo de cabezagorda, la virgen. ¡Yo qué he hecho!

Vale que lo de los pantalones puede deberse a varios factores: la ruindad de una sociedad y de un sistema capitalista donde todos deben seguir unos esterotipos que marcan las grandes marcas comerciales; o la cerveza y la tapita del bar de la esquina. Es imposible saberlo con certeza. Pero por dios, como me puede pasar también con un gorro.

Eso sí, no pienso resignarme. Mañana me voy a patear las tiendas del centro y no paro hasta encontrar uno que me entre, y además que sea de mi gusto.

Y que se joda el mundo.

viernes, 19 de junio de 2009

Desenmascarando la vida

Uno está en mitad de la época de exámenes, y además en estos días preparándose uno que no le hace ni puta gracia y cuyo aprobado está muy en el aire. Así las cosas, es inevitable que su mente huya a cualquier otro tema que no sea la Física Médica, y producto de eso es la entrada de hoy, así que avisados estais. Esta entrada NO ha sido escrita en óptimas condiciones mentales.

Muchos de los temas que abarcamos en las materias que más rabia me daba estudiarme en 2º bachiller, véase Lengua y Filosofía, empiezan a tomar mucho más significado últimamente que cuando me las estudié hace un año. En concreto hoy me voy a referir a Filosofía. Recuerdo cuando nuestro profesor nos hacía una introducción a Rousseau, y entre otras cosas nos comentaba que este autor defendía la "bondad natural del ser humano". Es decir, que los hombres eran buenos en un inicio, y han sido factores externos que ahora no vienen a cuento ni me acuerdo los que han cambiado su naturaleza.

Claro, con unos 17 años mal cumplidos, este concepto no siempre se entiende bien. Mi mente no veía más allá de un mundo feliz y de colores, donde la gente era buena de por sí, salvo unos pocos desperdicios de la sociedad, y los problemas que surgían eran por malentendidos, pero nunca por mala fe de los implicados. Por supuesto, esta concepción duró lo que tardó en planteárseme un problema medianamente serio.

Se descubre entonces que no, que por mucho que busques motivos, hay que gente que es mala por naturaleza. Y llego a esta conclusión después de haber pensado mucho en el tema. No soy de los que ven las cosas blancas o negras, sino siempre grises; y por tanto, en los conflictos que he presenciado (míos o ajenos) me gusta ponerme en la piel de ambas partes. Y casi siempre puedo encontrar una explicación diferente de: "esto ha pasado porque uno de los dos es un puto egoísta", o algo similar. Pero a veces las cosas no son tan complicadas, por más que lo intentes. Hay gente que simplemente es mala por naturaleza, y le da igual hacer daño mientras tenga lo que quiera. Y lo peor es que la única defensa posible es volverte tú también un poco capullo. Si no puedes con tu enemigo, únete a él.

Como decían por ahí, ¿Señor, por qué ocurren cosas malas? Otra pregunta más para el saco de "cuestiones sin respuesta".

Opiniones en los comentarios; insultos y pullas que nada tienen que ver con la entrada, en privado, gracias.

domingo, 31 de mayo de 2009

La Secta de la Túnica Blanca

Hoy debo hablaros de un mundo hostil, un mundo perdido, una perversa dimensión donde la ley terrenal no existe y solo sobreviven los fuertes. Llegar a él es fácil, si bien escapar con vida ya es otro asunto. A pesar de las inquietantes actividades que se llevan a cabo, el sitio parece atraer de forma irresistible a cierto número de gente oscura y sombría, por lo que existen unos extraños portales de color naranja distribuidos por las cercanías, que permiten cruzar la frontera y adentrarse en las entrañas de este pseudoinfierno.

Normalmente no encontrareis a nadie que pueda daros detalles, ya que nada más entrar se les somete a todos los individuos a una lobotomía radical para borrarles toda su autonomía y convertirles en simples marionetas cuyos hilos moverán los peligrosos dirigentes de esta entidad: extraños organismos semejantes a un ser humano, siempre vestidos con una túnica blanca, que causan el terror allí por donde pasan.

Durante algunos de los escabrosos rituales que he presenciado, se obliga a los "alumnos" (así es como son llamados, para dar una falsa sensación de seguridad) a colocarse similares túnicas blancas y a manipular miembros cercenados y partes del cuerpo de infortunadas víctimas que se aventuraron demasiado en este mundillo, y quisieron conocer la verdad. Todos los que lo han intentado han acabado de ese modo, buceando su cuerpo mutilado en un enorme bidón de formaldehído como castigo a su temeridad.

Otra de las principales ocupaciones que tienen los infortunados "alumnos" es la asistencia 3 horas al día (en cursos superiores esta crifra aumenta) a lavados de cerebro periódicos, incluyendo publicidad subliminal, adoraciones al líder y otras tertulias sectarias que conducen a la más profunda locura sin solución.

La permanencia en este inframundo no suele exceder a los 6 años, periodo más que suficiente para la correcta reprogramación del individuo, que ya está preparado para acudir a las distintas terminales que posee esta sociedad secreta. Suelen ser edificios grandes, donde los nuevos miembros de la Secta de la Túnica Blanca, como podemos llamarla (su verdadero nombre es una incógnita) se encuentran al acecho de inocentes personas que acuden cuando tienen alguna dolencia. Pero las actividades que en estos centros tiene lugar precisan de nuevas investigaciones.

Debo dejaros, pues, como probablemente habeis deducido, he sido el primero en lograr escapar de esta secta, y lo primero que debía hacer era venir aquí para contaróslo. Pero no puedo quedarme más tiempo: me persiguen. No se si podré volver a comunicarme con vosotros.

Por último, conseguí echarle una foto al edificio donde transcurren estos espantosos acontecimientos:



Jamás os acerqueis a él, ni hableis con alguien que sospecheis que lo haya visitado. Nadie que entre es el mismo cuando sale.

domingo, 24 de mayo de 2009

Resistencia bloguera

No acostumbro a escribir dos entradas tan juntas, pero como ya se dice por ahí: nunca se sabe cuando te puede venir la "inspiración", de modo que ahí va. El caso es que descubrí ayer la opción de "seguir blogs", que hasta ahora solo había visto en otro blogueros, pero que por fin me he dedicado a investigar yo mismo. Después de agregarme como seguidor en la mayoría de los que suelo leer asiduamente, me di cuenta de la poca gente a mi alrededor que tiene cuenta en blogspot. Pensé entonces lo bueno que sería que los blogs tuvieran la misma difusión que tiene el famoso tuenti, pero enseguida recapacité lo que significaría eso.

Para empezar, la mitad de los usuarios de tuenti no tienen la suficiente capacidad mental como para hilar correctamente un par de frases; mucho menos para escribir un breve artículo. Pero dejemos a un lado este impedimento y pensemos. Sin duda, los blogs acabarían dando el mismo repelús que da ahora el tuenti. La gente se dedicaría a contarse las juergas, los cm de su polla, la talla de sostén y las borracheras del viernes pasado. Aún peor ahora que me doy cuenta que a estos artículos también se les pueden añadir fotos. Y como aquí también se puede comentar, ya tenemos todos los ingredientes necesarios para que, lo que ahora es una agradable forma de compartir opiniones, relatos o gilipolleces (pero siendo conscientes de que son tal cosa), se convierta en nueva red de atolondrados sin cerebro.

Por eso creo que es mucho mejor que los blogs continúen tal y como están. Como un pequeño círculo de gente que prefiere tener ratos en internet en los que hace algo más que ver tetas.

sábado, 23 de mayo de 2009

Ya de vuelta, pero dispuesto a volver a marcharme

Siempre se habla de la vida como una sucesión de distintas etapas, que normalmente se basan en el tiempo que se existe. Así se habla de cigoto, mórula, blastocito, embrión, feto, neonato, niño, adolescente... Hasta esta última época, todos los pasos se siguen universalmente, aunque algunos los alarguen o acorten más. Y esto es porque más o menos se pueden poner unas pautas de comportamiento fijas: quien de nosotros no era un llorón con 1 año de vida; o un porculero a los 12.

Sin embargo, a partir de los 17-18 años más o menos, esto ya no se puede mantener. Uno comienza a cambiar, a evolucionar, ya no en función de lo que le toca, sino de las experiencias que tiene. Por eso prefiero, a partir de ahora, dividir la vida en base a dichas experiencias: el año en que conociste a tales amigos; el año en que te gustaba tal persona; el año que estuviste en Italia (solo para Erasmus :D)... Es, obviamente, una división totalmente personal.

Donde quiero hacer hincapié con esto es en lo cambiante que se vuelve la vida a esta edad. Es como sumergirse cada cierto tiempo en un mundo nuevo, que no conoces, y que tienes que explorar. Al cabo de cierto tiempo vuelves al mundo "real", pero ya no eres el mismo, siempre aprendes algo de tu "viaje interespacial", que te va a influir durante el resto de tu vida.

A veces de estos viajes vuelves escaldado, otras veces más animado; pero lo normal es que, cuando estás de regreso, seas capaz de ver tanto lo bueno como lo malo que te ha ocurrido. Y no importa cuál de los dos aspectos hayan sido los predominantes, si la cosa ha salido mal o bien, lo importante es tener ganas de empezar otra "aventura". Sin olvidar las anteriores, claro.

sábado, 9 de mayo de 2009

Por un mundo sin tuenti

¿¿Por qué odio el tuenti??

· Porque desde que esa secta se ha implantado en la sociedad, tengo menos amigos.

· Porque se ha vuelto jodidamente difícil hablar con la gente de algo que no sea la foto de la borrachera del viernes (subida al tuenti, claro) en la que no se quien enseña una teta.

· Porque destruyen mi reputación sin que yo me entere, y encima no puedo denunciar al que colgó aquella foto donde salía un tipo muy raro QUE NO ERA YO.

· Porque empiezo a estar harto de la frase: "ah, es que como no tienes tuenti, no te enteraste de la hiperfiesta que monte el sábado pasado..."

· Porque dentro de poco te pedirán tu tuenti al solicitar un crédito.

· Porque ahora no puedes echarte una foto sin que doce personas a la vez griten: "foto tuentiiii", en una prueba más de que esa red social reblandece el cerebro. (by Bujum)

Y más razones que vendrán

Mientras quede alguien como yo, no me rendiré :D. Por un mundo sin tuenti.

P.D.
Un claro ejemplo de cómo los ideales se rompen con hambre. Sed compasivos conmigo, antiguos hermanos de la Resistencia...

viernes, 1 de mayo de 2009

Recordando

Entrada dedicada a la foto que he puesto en el título del blog. La historia merece la pena contarla. Cuando entré en el blog de una amiga ví la foto, que ella había puesto como inicio de la entrada, y enseguida me acordé de este verano pasado, de La Torre, porque era una playa muy parecida a la que sale ahí. Y en concreto recordé la noche que dormimos allí unos cuantos, y me levanté a eso de las 6 de la mañana, con un frío horrible, para irme a la punta del atolón a sentarme, a ver si me llegaba un poco el calor del Sol. Y no me llegó ese calor, pero sí otro, mucho más cercano, pero que enseguida se fue, y que aún echo de menos.

Y resulta que mientras eso ocurría, alguien desde el otro extremo de la playa echaba la foto que aparece ahora arriba del todo en esta página.

¿Casualidades de la vida?

No todo fue un sueño, al parecer.

miércoles, 15 de abril de 2009

Comenzando a volver

No tengo mucho que se pueda contar por aquí, pero quiero dejar algunas palabras como recordatorio de un gran bando. Y es que la vida es imprevisible: el día que sales con ilusión, esperando pasarlo bien, es el día que peor acabas. Pero claro, eso tiene vuelta de hoja. Parece que si comienzas el día pesimista, acabas yéndote a tu casa cansado pero feliz, después de 12 horas dando vueltas por ahí.

Al menos eso pasó ayer.


¿Comienzo a volver?

lunes, 6 de abril de 2009

Las últimas lágrimas (3)

Se encontraba entrando por lo que parecía una cafetería de pueblo antigua, sin saber muy bien qué hacía allí, pero seguro de que era lo que quería. Vió a algunos antiguos compañeros del instituto, de la universidad. Pasó a su lado, pero no se le ocurrió siquiera saludarlos, ni ellos parecían dar muestras de haberlo visto. Era como si todos supieran lo que a él le aguardaba en ese extraño lugar.

Y entonces la vió. Estaba sentada en una silla de madera, con la mirada tranquila, esperándolo. Su rostro reflejaba muchas cosas. Era el de una persona que había sufrido mucho, pero que al fin veía realizado su sueño. Existían en su cara las marcas de antiguas lágrimas de pena, de silenciosa angustia; al mismo tiempo que entre sus ojos aparecían otras, esta vez de alegría.

Jaime lo sabía porque sentía exactamente lo mismo. Al fin había ocurrido, se había reunido con Ester, esta vez para no separarse jamás. Ahora podían ser libres, sin las ataduras de la vida terrenal. El júbilo lo desbordó y se lanzó a abrazarla, a sentirla de nuevo, después de tanto tiempo...

Fue en ese instante cuando abrió los ojos, y se encontró abrazando a la almohada. El desconsuelo lo abrumó, oprimiéndole el pecho hasta dejarle casi sin respiración. ¿Ni siquiera en sus sueños podía dejar de torturarle aquella maldita agonía? Pero no volvería a pasar. Se incorporó y fue hasta el armario que se encontraba al final del pasillo. Abrió el tercer cajón, y sacó lo que buscaba: una pequeña y antigua caja de madera. Sacó de ella un amarillento papel y se dispuso a leer su contenido.


En el día en que te vi
Tu luz eclipsó
La fuerza del Sol

Vivía solo para ti
Eras mi guía
Y mi valor

Pero una nube apareció
Tornando en frío el calor
Y desde entonces hasta aquí
Me cuesta existir

Lejos de sentir tu piel
Tan lejos de tocar tu pelo
Mi alma llora cuando ve
Que tu estrella
No brilla en mi cielo

Y pondré esta canción
En mi testamento
Porque estoy seguro
Que cuando llegue mi fin
Aún te llevaré por dentro

Aún estarás
En mí


La botella de vodka cayó vacía al suelo, mientras apuraba las últimas letras de la canción que había escrito el mismo día que murió Ester. Ya era hora de poner en práctica la última estrofa, de acabar con todo. Hacía meses que intuía que no había otra salida posible.

Pensó en la gente que aún le quería: la poca familia que le quedaba, y sus amigos. Los dejaba con su vida resuelta, la mayoría con hijos. Pero todos, en cualquier caso, tenían a su lado alguien con quien serían felices por siempre. No había problema en ese sentido.

Por lo tanto, era ya momento de abandonar un mundo al que no pertenecía. Cogió el frasco de calmantes y lo vacío en su estómago. Mientras se hundía cada vez más en un sopor mortal, pudo por última vez recordala, y sentir cómo su propio corazón, destrozado, emitía su última diástole.

domingo, 29 de marzo de 2009

Las últimas lágrimas (2)

Jaime meditaba sentado bajo un árbol, en el parque situado debajo de su casa. Desde pequeño le había gustado aquel jardín. Era grande, lo suficiente como para poder elegir un rincón solitario y silencioso, ya que aunque estaba en el centro de la ciudad, se respiraba en él una paz que difícilmente encontraba en otro lugar. O tal vez era que le resultaba más fácil sumergirse en sus pensamientos en ese sitio, allí donde tenía buenos recuerdos del pasado.

La nube que llevaba algunos minutos tapando el sol se apartó de repente, y un destello se coló por entre las agujas de pino entre las que se encontraba inmerso, cegándolo y obligándolo a desviar su mirada. Esto hizo que se fijara en uno de los edificios que tenía enfrente. Allí vivió una amiga de la juventud, a la que estuvo bastante unido en su tiempo. No obstante, aunque todavía se felicitaban las navidades, ella se había ido a estudiar a otra ciudad, y allí conoció a la persona con la que acabaría viviendo. No la veía desde hacía bastante tiempo.

Es cierto que aún le quedaban amigos y amigas en la ciudad. Pero su relación con ellos había ido cada vez a menos desde el día que cada uno celebró su boda, ya fuera por la Iglesia, por lo civil, o de palabra. Nunca pensó cómo habría sido la suya, en caso de que su relación no hubiera tenido tan pronta fecha de caducidad. Tampoco tenía sentido pensarlo ahora.

Tampoco tenía sentido pensarlo ahora.

Parecía mentira que esa frase fuera suya. Se la habían repetido mucho en el pasado, y poco caso había hecho. Era inútil amargarse y sufrir por lo inevitable, pero aún sabiéndolo, era algo que él no podía decidir. ¿Acaso puede elegir uno a qué velocidad le late el corazón?

domingo, 22 de marzo de 2009

Las últimas lágrimas

Jaime estaba sentado en la cabecera de la cama, como todos los días a esa hora. Leía un libro, también como todos los días desde hacía tanto tiempo que verdaderamente no se imaginaba en otro lugar. En la cama que tenía enfrente yacía un espectro, la sombra de alguien que en una ocasión rebosaba vitalidad. Tenía nombre: se llamaba Ester.

En realidad solo hacía unos cuantos meses que Ester y Jaime se había conocido, en una despedida de soltero. Ambos se miraron de una forma especial en cuanto les presentaron: cualquiera de los allí presentes podía haber intuido como iba a acabar la noche, donde iban a dormir ambos, o, al menos, como. Lo que entonces sintió Jaime nunca penso que lo sentiría. Era algo imposible de describir, era aquello que, sin saberlo, había estado esperando toda su vida.

No era este el comienzo de una bonita historia de amor. Ester sabía desde hacía poco que tenía una grave enfermedad degenerativa, y que sus meses de vida se podían contar con los dedos de la mano. No quería, por encima de todo, dejar paso a sus sentimientos, enamorarse de Jaime y arrastrarle a una vida de condena, a una vida de sufrimiento, a una vida vacía nada más empezar.

Pero no era eso algo que pudiera decidir ella. Lo que estaba hecho no se podía cambiar. No sirvió de nada que se lo explicara a la mañana siguiente, que le hiciera ver la verdad, la cruda realidad. Él simplemente se negaba a aceptar lo obvio.

Un pitido estridente lo sacó de sus pensamientos. Una pantalla a su izquierda mostraba un fino trazo recto, y mucha gente vestida de blanco corría de un lado a otro. Él no entendía aquello. Miró de nuevo a la cama, entre todo el alboroto, pero rápidamente alguien lo apartó del lecho de Ester y lo sacó al pasillo.

Cuando, un par de minutos después, un hombre vino hacia él con semblante serio, él seguía sin comprender. Se asomó a la habitación y vio como tapaban el rostro de Ester con una sábana. Entonces su alma lo comprendió todo. Comprendió que la llama que unos meses atrás se había encendido dentro de él ya se había consumido. Y que, lo único que ya quedaba por hacer, era derramar las últimas lágrimas.

sábado, 14 de marzo de 2009

Cerebro dime por qué

Una de las pocas obras de la literatura española clásica que me he leído es "La vida es sueño", por supuesto, obligado, pero he de decir que no me disgustó del todo cuando la hube desgranado un poco.

La idea de una persona a la que encierran en una torre hasta que de repente le hacen ver que hay una vida mejor, pero que tiene que ganársela (bueno, esto no se lo dicen, claro, si no donde estaría la gracia) puede sonar a elucubración de literato del S. XVII, pero tiene alguna aplicación práctica. No son necesarias torres en mitad de un bosque de Polonia para tener a alguien encerrado. Es mucho más sencillo: la cárcel está dentro de nosotros.

¿También debemos ganarnos esa vida mejor? No recuerdo haber tirado a ningún criado por la ventana, así que solo puedo decir una cosa: "Cerebro dime por qué".

jueves, 26 de febrero de 2009

La naturaleza de un pueblo

Hoy tengo ganas de contar un capítulo de la Historia de España, que viene con moraleja, de modo que a los que en 2º bachillerato se le cerraban los ojos cada vez que tenían que ponerse a estudiar el Sexenio Revolucionario, les recomiendo que no empiecen a leer, o se vayan directamente al final, a la moraleja.

Es muy conocido por todo el mundo culto el capítulo de la Armada Invencible, aquella inmensa flota española del S. XVI que intentó invadir Inglaterra, y que acabó siendo masacrada por el mal tiempo, los barcos ingleses y la estupidez del "almirante" que la mandaba. Es muy típico de España dejar la flota más importante del momento en manos de alguien que apenas se había subido a un barco. Pero de cosas típicas de nuestra sociedad es lo de que va esta entrada, así que no adelantemos.

Pues bien, resulta que esta historia, esta victoria inglesa, tiene vuelta de hoja. Es decir, que se la devolvimos, y con creces, pasado un siglo y poco. No quiero contar aquí todo lo ocurrido, me contentaré con lo que me interesa. En 1739 comenzó una guerra entre España e Inglaterra, que no era más que otro intento de los ingleses de seguir rapiñando las islas del Caribe y otras posesiones españolas de la zona. Se la conoce como la Guerra de la Oreja de Jerkins, y su principal batalla fue el Sitio de Cartagena de Indias, la ciudad más importante del Caribe español.

La flota inglesa reunida superaba en más de 60 barcos a la Armada Invencible, y los medios usados eran mucho más impresionantes (unos 27000 soldados, como cifra aproximada). De hecho, fue la mayor flota jamás reunida después de la que efectuó el Desembarco en Normandía.

Por parte española, la guarnición de Cartagena de Indias era de unos 3000 hombres, y la flota disponible, de 6 buques, contra 186 británicos. Sin embargo, la batalla fue un completo desastre para los ingleses, que fracasaron en su intento de tomar la ciudad, perdiendo 8000 hombres, gran cantidad de barcos y cañones y, en definitiva, saliendo escaldados de allí.

La victoria española ante tal descompensación de recursos fue debida al comandante español en la batalla, el almirante Blas de Lezo, uno de los mayores genios militares que ha dado el país, y al mismo tiempo, uno de los mayores desconocidos, si es que la gente verdaderamente conoce a alguno. Por su parte, el almirante inglés, que fracasó estrepitosamente, era el conocido Edward Vernon, del que estoy seguro que muchos han oído hablar.

Lo que quiero recalcar es el final de esta historia. Blas de Lezo murió en esa misma batalla al contraer la peste, y nadie acudió a su entierro. Murió solo tras haber derrotado a la mayor flota armada de la Historia, y haber conseguido con ello mantener la supremacía naval española en el Atlántico 70 años más, hasta la Batalla de Trafalgar (también muy conocida, faltaría más). Por supuesto, su nombre es totalmente desconocido para el 99% de los españoles (y creo que estoy siendo demasiado generoso).

Por el otro lado, a Vernon, el almirante inglés, se le enterró con los mayores honores a su muerte en 1751, ocultando la derrota que sufrió en esa guerra. El pueblo inglés le ha puesto su nombre a muchas calles y plazas, y su figura es recordada por la mayoría de los ingleses, y conocida en el resto de países del mundo.

Ya están todos los datos encima de la mesa, ahora solo falta sacar las conclusiones evidentes. Somos un pueblo orgulloso, hasta tal extremo que nos cuesta reconocer honores hasta a los que dieron su vida por el país, o, simplemente, a genios de semejante calibre, y preferimos dárselos a otra gente que ni mucho menos los merece. Lo que hoy cuento está está muy desfasado, pero en la actualidad se puede aplicar a otros aspectos. No hemos cambiado: el papel que le atribuyo a Blas de Lezo en el S.XVIII se lo puedo atribuir ahora a cualquier gran científico o literario español del momento. El impacto que causaría ahora mismo en el país que un español recibiera el premio Nobel sería similar al que causa todas las semanas cualquier puta que sale en la televisión del corazón porque se ha acostado con cualquier famoso, el cual por lo general no merece ni serlo. Se le otorgaría una difusión muy parecida.

Dicho con otras palabras: ¿cuánta gente en España conoce a los 7 premios Nobel españoles de toda la Historia? Y ahora: ¿cuánta es la gente que sabe el nombre del ganador del primer Gran Hermano?

No quisiera conocer las respuestas.

sábado, 21 de febrero de 2009

¿Exámenes?

Sería este el momento de una entrada proclamando a los 4 vientos que he acabado finalmente los exámenes de Febrero. Supongo que incluiría dos partes, una primera renegando de este último mes, y la segunda, en la que diría de la forma más drástica posible: no voy a coger un libro hasta Junio. Es más o menos lo que hubiera puesto si el año pasado hubiera dispuesto de este mi blog.

Pero la verdad es que nada justifica ahora mismo una entrada de ese tipo. Muchas cosas no han sido así, pero ni por asomo. El mes de "estudio" ha sido bastante tranquilito. Un poco enturbiado por esos días, de 11 de la mañana, a 6 de la tarde; vagabundeando solo por la facultad. Como en los primeros días de carrera. Y la gracia es que lo hacía para no sentirme mal, como si pasar más tiempo cerca del edificio me fuera ayudar luego a la hora de rellenar la casilla correcta para que la máquina de turno me ponga una nota más alta.

Van a ser los efectos secundarios de la libertad universitaria, que tanto alabé hace unos meses. Si es que todo tiene su lado malo.

Y en cuanto a lo de: "no voy a coger un libro hasta Junio"... pues va a ser que no. Si para dicho mes me dejo todo lo que se me vendrá encima, que incluye lo que no he aprobado ahora, la vida no augura buena.

De todas formas tampoco va a cundir el pánico dentro de mí. Esto es la historia de siempre. Al principio no hago nada, al final me pongo burro y lo acabo sacando. Esperemos que esa tendencia se mantenga, porque para algo que siempre se me ha dado bien... No lo jodamos.

sábado, 31 de enero de 2009

Estaba yo el otro día con un amiga dando vueltas por el campus de Espinardo, después de comer. Y surgió una conversación de tono existencial, hablando de la naturaleza humana. Por lo general me pierdo un poco en temas tan profundos pero ayer creo que conseguí sacar conclusiones interesantes.

Y una de ellas fue una frase que me vino de repente, y que me gustó bastante. Os la pongo:

"La felicidad consiste en aceptarse íntegramente a uno mismo como es"

Seguro que ya se ha dicho antes, y no quiero dármelas de filósofo, pero sí que quiero que me la discutais un poco. Yo lo veo algo irrealizable, pero creo que es cierto, si lográramos aceptarnos tal y como somos totalmente, tendríamos gran parte del camino hecho. El problema es que dicho camino lo más seguro es que no tenga fin. Y la felicidad, si existe, dudo que dependa solo de uno mismo. Supongo que los factores externos influyen mucho aquí; aun cuando consiguiéramos esa aceptación propia.

¿Opiniones?

¡Adiós!

domingo, 18 de enero de 2009

Metodología bloguera

Me hablaron el año pasado en 2º de bachillerato, creo que cuando estudiamos a Rosillo, del "problema del papel en blanco" al que se enfrentan los escritores. Pues bien, hoy quiero hablar del problema del "papel en blanco obligado". No se me ocurre otra forma de titularlo (soy pésimo en esas cosas), pero hablo del dilema que se plantea en estos blogs, sobre lo que puedes y no puedes escribir.

Más que poder o no poder, deber o no deber; porque no me refiero a temas legales ni éticos. Me refiero a esos días agónicos, de bajón, cuando lo único que te apetece es ponerte a soltar sandeces sobre la mierda de vida, lo cruel de este mundo, lo asqueroso que es todo... Pues bien, el dilema en cuestión es que esto lo puede leer cualquiera, pero también lo lee gente a quien se lo quieres contar. Tienes tres opciones:

1. Escribir todo lo que quieres y luego hacer un copiar/pegar a un documento de Word y guardarlo allí, sin publicarlo. Sirve para desahogarse, y para cuando puedas contárselo a un amigo/a, probablemente ya no estés tan hundido en la mierda, y hasta pases de mencionar nada.

2. Empezar igual que el anterior, y acabar dándole a "publicar entrada". La consecuencia de esto a la larga puede ser que aparezcas en la portada de alguna revista del corazón de bajo presupuesto.

3. El término medio: publicar una versión light, medio metafórica, para intentar que solo se enteren las personas que tú quieres. Suele salir bastante mal, la verdad. Muestra de ello es alguna entrada antigua que hay por ahí abajo.

A estoy habría que sumarle otras 2 opciones:

4. El blog lo uso para cosas más útiles.

5. No tengo blog, nunca me da el bajón, y si alguna vez lo atisbo, le veo el lado bueno a la vida, y no me dedico a escribir a lo Rosillo en una página de Internet. Opción muy admirable, por cierto.

Ahora la duda, ¿cual elegís vosotros? Hagan sus apuestas.

sábado, 10 de enero de 2009

Boletín informativo

Bueno, aquí va una aclaración que tengo que hacer:

El blog lo uso principalmente para descargar mis frustraciones, como ya aviso en el subtítulo. Eso quiere decir que no es raro que las cosas que digo carezcan de lógica, porque de vez en cuando le entran a uno ganas de emperrarse en algo, aun cuando intuya que es poco probable que tenga razón.

Así que cuando pase eso, me lo podeis discutir, pero teniéndolo en cuenta, y razonando un poco. O si no también podeis decirme que estoy zumbado y peligrosamente paranoico, como hablaban por ahí, eso sí, de buen rollo.

Pero críticas porque sí, mejor que no.

También decir que muchas veces parece que escribo con el tono de: yo tengo la razón, y punto. No es así, me lo podeis discutir todo lo que querais, pero con razones, no con idioteces. Es solamente mi forma de escribir.

Alguno ya sabe por qué escribo esto.

¡Adios!

domingo, 4 de enero de 2009

Ciencia no, gracias

Hoy, 4 de enero, es un buen día para confesiones existenciales, así que allá vamos.

No se muy bien como empezar a hablar de esto para que quede bien, pero sería un poco hipócrita preocuparme por el estilo de este escrito, teniendo en cuenta lo que voy a criticar. Se trata de la típica división entre letras y ciencias. Mucho tiempo he pasado soltando idioteces del estilo "el que vale, vale, y el que no a humanidades", quejándome cuando tenía que estudiar lengua o filosofía, y cosas similares. Pues bien, esta forma de actuar no es el producto de las ganas de joder de un tío que no sabe escribir, es el fruto de un resentimiento acumulado, que se ha visto incrementado en los últimos meses.

Las ciencias siempre se han considerado las reinas del conocimiento. La prueba está en que, por ejemplo, siempre se espera que los mejores alumnos hagan un bachiller de ciencias, y luego una carrera del ámbito.

Sin embargo, esta concepción, que en la actualidad se mantiene en principio, no está justificada por ningún lado. A la hora de la verdad, el ciudadano de a pie está mucho más relacionado con las letras. Y cuando digo letras, a partir de ahora me referiré a la literatura, porque es donde mejor se aprecia lo que quiero explicar.

Es fácil hablar con cualquiera sobre un libro, un autor o incluso una corriente literaria. Si el otro en cuestión no está muy consagrado en el tema, no podrás abordar temas muy tecnicistas, pero seguro que con cualquiera se puede hablar del último libro de Arturo Pérez-Reverte, Paulo Coelho o escritores similares. Mucha gente puede opinar sobre ellos, mejor o peor, pero al menos saben de que estás hablando y te pueden seguir.

Pues bien, a mí me gustaría poder mencionar a la gente la palabra "mitosis" y que al menos la mayoría supieran de lo que hablo. No obstante, en España parece que cualquier aspecto científico debe ser manejado y conocido única y exclusivamente por los que se dediquen profesionalmente a ello. Los demás no tienen ninguna necesidad de "asomarse" a este mundo.

Este es un primer obstáculo para una persona con inquietudes científicas. Si un día descubro un libro interesante, a cualquier amigo o familiar que vea se lo puedo recomendar, decirle lo que me ha parecido y hasta esperar a que se lo lea él y me de su opinión. Pero si tras una clase de bioquímica donde algo me ha parecido llamativo, tengo ganas de hablarlo con un amigo que me encuentre por la calle, me puedo comer los mocos.

Es algo que te va minando por dentro. Mi ilusión de toda la vida es ser investigador, descubrir cosas, llegar a entender como funciona la vida. Pero me estoy dando cuenta de que muy poca gente me va a apoyar en este propósito. A la sociedad en sí le importan poquísimo estos temas. Continuamente hay concursos con unos premios nada despreciables para descubrir jóvenes promesas de la literatura, además de una infinidad de premios (que si el Premio Planeta, que si el Cervantes...) para lo mismo. Pero a la hora de buscar un lugar donde explotar mi faceta científica... encuentro un viaje este verano pasado a Madrid, a las instalaciones de un famoso laboratorio, con plazas para 8 PERSONAS EN TODA ESPAÑA. ¿Es ese el esfuerzo que hace la sociedad a la juventud científica? ¿8 plazas que encima se eligen por nota de bachillerato, una nota en la que están reflejadas materias como lengua, filosofía, historia e inglés? Venga, por favor... Como para mantener mis sueños. Si tengo suerte y mantengo viva mi ilusión, hay una pequeña posibilidad de que consiga un puesto de investigador donde, a merced de los caprichos de una empresa que solamente velará por sus intereses, alomejor descubro algo importante, con lo que como máximo conseguiré que salga mi nombre en una revista científica de estas que en España no lee absolutamente nadie. Y si no tengo suerte, habré dedicado mi vida y muchísimo esfuerzo para no obtener ni siquiera un reconocimiento de dicho esfuerzo, a no ser el de otros como yo. Que dentro de poco tendremos que reunirnos para las clases de medicina en algún sótano clandestino, cual grupo de comunistas durante una dictadura de derechas.

No es que quiera ser investigador para obtener fama, porque si así fuera, me metería a Gran Hermano, pero no se puede aspirar a algo que a la gente de tu alrededor le parece una cosa totalmente distante y sin ningún interés.

Alguno pensará que me estoy poniendo la venda antes de hacerme la herida, porque apenas he completado un cuatrimestre de mi carrera. Y puede que sea cierto, pero es que me lo veo venir.

La "profesión" de científico tiene pinta de ser muy dura y poco gratificante. Si echamos atrás y nos ojeamos las biografías de muchos grandes investigadores, nos daremos cuenta como dedicaron por entero su vida a la ciencia, para obtener como recompensa que nadie sepa su nombre ni lo que hizo. ¿O acaso durante la ESO o el Bachiller nos han mencionado a alguno de estos personajes? Y mucho más triste resulta el caso de aquel investigador de quien no existe biografía porque no tuvo suerte.

En cambio sí que nos han mencionado y hemos estudiado a Garcilaso, Zorrilla, Quevedo, Góngora, Lope de Vega, Calderón, la Generación del 98, la del 27...

Es difícil en esta situación no sentirse el "raro" del montón. Admirable resulta para todos el estudiante de filología que escribe un libro de poesías que cautiva a una ciudad entera, pero el que te puede decir todo lo que ocurre desde que te tomas un bocadillo hasta que lo cagas, y está trabajando para que el bocadillo esté más bueno, y para aliviarte las hemorroides que te saldrán luego, ese es un desvariado de la vida.

Esta parrafada inmensa es la razón de los típicos "déjala, que es de letras..." y esas cosas que suelto de vez en cuando.

P.D. Gracias a dios esto solo lo lee gente razonable, pero si a pesar de todo a alguien se le ocurre escribir un comentario riéndose por lo de "mi ilusión era ser investigador" o por lo de "juventud científica" (que ya me ha pasado hablando del tema con gente), mejor que se lo ahorre.