lunes, 25 de febrero de 2013

Cuando éramos felices


Existe dentro de todos nosotros la innata necesidad de poseer un loco e idílico objetivo, sueño, desesperado culmen de todo lo que existe, al que aferrarse tercamente en los momentos de vacío. Un destino que refuerze tu convicción cuánto más insensato aparente ser el camino que lleva a él. Que invulnerabilice tu mente frente a cualquier adversidad, pues alcanzar la meta soñada supone un éxtasis tal que una mínima posibilidad de vivirla haga que todo lo demás carezca de importancia, incluso uno mismo. 

Cuando las consecuencias no son relevantes, pues el camino conduce inexorablemente cuesta abajo, y únicamente queda esperar un fin rápido, que al menos preserve intacta la esperanza. Más allá. Cuando lo imposible se vuelve inmediata realidad, y toda la labor que se te asigna a partir de ese momento consiste en asimilar la nueva situación. Pues los senderos recorridos fueron tan oscuros que la luz que ahora se ha presentado jamás podrá desvanecerse, sino que permanecerá como llama de fénix, simbolizando la inmortalidad de tu alma.

Si vives ese momento, sin duda habrás alcanzado la felicidad.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Sociología por anuncios

Hoy, navegando por la red de redes en lo que viene a ser mi principal actividad diaria de 4 a 5, he sido consciente de un cambio los bajos fondos del país que no sé hasta qué punto es bueno o malo. Poneos las gafas de cerca y observad con detenimiento:

Sí, es uno de tantos anuncios que pululan por la red y que permiten, aparte de aportar unos eurillos a al dueño de la web, evaluar las preocupaciones básicas de la mayoría de la población, o más bien, de la población cuya densidad neuronal es tan escasa que barajan en algún momento la posibilidad de ganar un MINI (de calimocho, será...) haciendo click en una cartel que brilla.

Podeis comprender que estos anuncios, lejos de encuestas sobre el darwinismo y el lamarckismo, suelen tocar temas tan trascendentes como el último peinado de la abuela de Messi (por el lado paterno), o la posibilidad de que Sálvame Patatas-Deluxe pase a emitirse 28 horas al día, en lugar de 26. Material adaptado al C.I del consumidor.

Pero esta vez no. Resulta que un tema socio-político ha sido elegido por la empresa de publicidad de turno como el mejor modo de llegar a esos inframundos. ¿Significa que por fin la gente en este país comienza a interarse por su propio futuro?

Pues no lo creo. Yo diría más bien que la raíz de todo esto es que han tocado los cuartos, y cuando eso ocurre, es cuando cambian este tipo de prioridades en la masa. Pero oye, igual como efecto colateral conseguimos comenzar a horadar en la clase política y colocar en el poder a personas razonables, que buscan el cargo para lograr unos objetivos, y no lameculos cuyo objetivo en sí es el propio cargo (y lo que conlleva).


domingo, 19 de agosto de 2012

Reflexión Académica

Septiembre se acerca, y de la mano viene el nuevo curso universitario. Por estas fechas es típico plantearse  la reflexión eterna del estudiante medio: "este año empiezo a estudiar desde el principio". Pero, ¿realmente merece la pena?

La respuesta depende del objetivo que se persiga. Obviamente, la nota del expediente aumentará proporcionalmente al número de horas dedicadas a aumentar el callo del dedo corazón, pero creo que subestimamos muchas veces la satisfacción que ello puede producir, en relación con otras cosas.

Van ya 4 años en la Universidad, y aunque tengo el privilegio o el hándicap, según se mire, de permanecer hasta seis en su seno, continúa pareciendo poco tiempo para explotar al máximo todas las oportunidades que ofrece este periodo de la vida. Porque aunque muchas cosas hayan cambiado en lo que hoy entendemos por Universidad, aunque el grado de inmadurez medio permita observar avioncitos de papel en una clase magistral, sigue siendo un lugar magnífico donde conocer gente, encontrar nuevas aficiones y, en definitiva, cultivar cuerpo y mente.

Y creo que esta es la razón principal de que en estos 4 años todavía no haya cumplido la promesa inicial de esclavitud bibliotecaria. La pereza también ayuda, no nos engañemos; sin olvidar la baja motivación que muchos profesores despiertan en sus alumnos para que traten de enfocar su asignatura como un reto en lugar de como un tedioso trabajo, comparable al de recoger limones en un huerto en términos de satisfacción personal.

Así las cosas, no me arrepiento en absoluto de haber sacrificado horas de estudio en beneficio de las horas en la sala de disección, en la delegación de estudiantes, en talleres para alumnos de cursos inferiores, preparando el pregón de las fiestas de San Lucas o, por qué no decirlo, en la cantina de la Facultad de Medicina.

Y aunque quinto curso necesitará más horas de biblioteca, no será renunciando a ese tipo de cosas, es preferible eliminar horas de sueño incluso. Total, la Merced está abierta hasta las 6 de la mañana, y las nuevas máquinas de café aún no han adquirido ese inconfundible efecto laxante que les proporciona los años de servicio y la materia prima de dudosa procedencia.