Normalmente no encontrareis a nadie que pueda daros detalles, ya que nada más entrar se les somete a todos los individuos a una lobotomía radical para borrarles toda su autonomía y convertirles en simples marionetas cuyos hilos moverán los peligrosos dirigentes de esta entidad: extraños organismos semejantes a un ser humano, siempre vestidos con una túnica blanca, que causan el terror allí por donde pasan.
Durante algunos de los escabrosos rituales que he presenciado, se obliga a los "alumnos" (así es como son llamados, para dar una falsa sensación de seguridad) a colocarse similares túnicas blancas y a manipular miembros cercenados y partes del cuerpo de infortunadas víctimas que se aventuraron demasiado en este mundillo, y quisieron conocer la verdad. Todos los que lo han intentado han acabado de ese modo, buceando su cuerpo mutilado en un enorme bidón de formaldehído como castigo a su temeridad.
Otra de las principales ocupaciones que tienen los infortunados "alumnos" es la asistencia 3 horas al día (en cursos superiores esta crifra aumenta) a lavados de cerebro periódicos, incluyendo publicidad subliminal, adoraciones al líder y otras tertulias sectarias que conducen a la más profunda locura sin solución.
La permanencia en este inframundo no suele exceder a los 6 años, periodo más que suficiente para la correcta reprogramación del individuo, que ya está preparado para acudir a las distintas terminales que posee esta sociedad secreta. Suelen ser edificios grandes, donde los nuevos miembros de la Secta de la Túnica Blanca, como podemos llamarla (su verdadero nombre es una incógnita) se encuentran al acecho de inocentes personas que acuden cuando tienen alguna dolencia. Pero las actividades que en estos centros tiene lugar precisan de nuevas investigaciones.
Debo dejaros, pues, como probablemente habeis deducido, he sido el primero en lograr escapar de esta secta, y lo primero que debía hacer era venir aquí para contaróslo. Pero no puedo quedarme más tiempo: me persiguen. No se si podré volver a comunicarme con vosotros.
Por último, conseguí echarle una foto al edificio donde transcurren estos espantosos acontecimientos:

Jamás os acerqueis a él, ni hableis con alguien que sospecheis que lo haya visitado. Nadie que entre es el mismo cuando sale.