jueves, 16 de octubre de 2008

Novatadas

Como ya dije, he aquí la entrada sobre las novatadas. Pero no va a ser como yo creía, porque ese día volví a mi casa limpio, impecable, sin la camiseta y el pelo lleno de harina, huevos, vinos y otros productos varios de los que se encuentran fácilmente en cualquier supermercado de barrio.
Lo más gracioso es que no me propuse esquivarlas, más bien fue que me lo pusieron demasiado fácil.

Estaba yo esperando en el hall de la facultad, cuando oigo un montón de jaleo en el pasillo de las clases... Digo yo, coño, que ya han empezado. Voy para allá apartando a todos los de fisioterapia y odontología que andaban husmeando, y me encuentro ya a los veteranos disfrazados de antidisturbios dando de palos a los pollos (ya hablo como si no lo fuera) y bajándolos a la calle. Claro, esto me puso en una compleja tesitura: se trataba de meterme por ahí enmedio gritando "¡Ey! ¡Esperadme! !Qué yo también soy pollo!" o dejarlos ir. Como en el fondo no me apetecía que me pringaran entero y lo que son fiestas no van a faltar en la universidad, pues opté por lo segundo.

Y en esto teneis parte de culpa todos los que os habeis dedicado a nombrarme las novatadas cada vez que me veíais, que ya las tenía aborrecidas. Ahora puedo poner cara de satisfacción y decir: "¡Sí, joderos! Estoy en primero, y !no me han llenado la cara de harina!

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