domingo, 28 de marzo de 2010

Una historia que contar

Ya va siendo hora, después de un mes sin escribir, que reverdezca un poco mi pequeño rinconcito del placer y la locura. Y lo hago tras una noche también relacionada con algo similar, con reencuentros y rememoriaciones. El lugar: Los Álamos, antaño sede central de una maligna entidad dedicada a arrancar jóvenes inocentes de la PlayStation y las Cartas Magic; y sumergirlos en vodka barato de 4€ y cartones de vino marca Día.

Adolescencia y alcohol se juntan siempre tarde o temprano. Y así debe ser, opino yo (hay que conocer para evitar males mayores en el futuro); aunque en la historia que cuento, quizás la unión fue demasiado prematura. O quizás no.

Pensándolo un poco, diría que, en realidad, fue el factor determinante. ¿El factor determinante para qué? Es la pregunta lógica. Pues para una intrincada historia de varios años, múltiples personajes y múltiples anécdotas. Y múltiples experiencias, que sin duda van a ser inolvidables para muchos. La mayoría limitadas a un espacio de unos 4 años (14-18 años) donde las hormonas y las mentes estaban más revolucionadas que la Francia de finales del Siglo XVIII.

Una de las muchas consecuencias de esos días pasados fue la noche de ayer, en la que, entre cerveza y paseo al seto de enfrente, dimos un buen repaso de todo lo vivido. Y en la que me di cuenta de que es algo que merece ser relatado. Es un proyecto que me guardo para más adelante, pues creo que si lo inicio ahora, me quedarían unos cuantos capítulos por escribir.

Y pienso además que soy una buena persona para hacerlo. Porque, aunque llegué un par de años más tarde; he conseguido, para bien o para mal, no involucrarme demasiado en berenjenales peligrosos, de los que tanto afloraron. Me he limitado, sin quererlo, a ser quien siempre estaba enmedio, pero no dentro. El observador. El narrador, en definitiva.

Seré quien, dentro de mucho tiempo, contará una extraña e inverosímil historia sentado en una crujiente mecedora de madera, con un whisky en la mano; y rodeado de gente de pequeña edad que me escucha sentada en el suelo de piedra, frente a la chimenea encendida.

No me creerán, probablemente. Y sin embargo, es real.

2 comentarios:

Tomica_naranja dijo...

el reto de relatar nuestras historias ya se planteó, aunque nunca se prodjo, tal vez estén demasiado frias y caidos los detallles en el olvido, o distorsionados para relatarlos bien, por eso dejé en el intento.

Pero si realmente lo haces te pido que conserves el titulo que le viene como anillo al dedo y que todos acordamos que quedaba genial:
"A las 5 en el parque".

De buen grado me presto a ser fuente, pues en cierta medida también me he mantenido al margen de las cosas, no tanto como tu, tal vez.

Manu AMS dijo...

El título lo merece sin duda, aunque en verdad, en la época de "a las 5 en el parque" no estaba yo todavía.

Y es indudable que necesitaré ayuda, pero es un proyecto sin fecha aún :D