domingo, 6 de septiembre de 2009

Un pasillo

"Un pasillo largo, de losas claras y anticuadas, con puertas a los lados a intervalos regulares. Puertas color gris, con los dinteles tintados de granate. El mismo esquema de colores se repite por todo el corredor: en las barandillas, en los mostradores, en los letreros... Todo es monotonía. Silenciosa monotonía.

Es de noche. No cabe duda al respecto. No lo dice ningún reloj, ni siquiera una ventana que muestre la negrura del exterior. Es de noche. Porque nadie habla, nadie ríe. Y sin embargo, hay gente. Al fondo, en una sala con la puerta abierta, muchas sillas y un cartel: Sala Acondicionada por la Asociación Española contra el Cáncer.

Y hay gente. ¿Qué harán tantas personas reunidas y en silencio en tan extraño y lúgubre lugar? Podría preguntarse. Porque ninguna se mira a la cara. Ninguna da muestras de reconocer a quien tiene sentado a su lado. Y sin embargo, todos se conocen. De eso tampoco cabe duda.

Alguien ha salido de una puerta cercana. Una de esas puertas grises y rojas, en nada diferente a las demás. Se dirige a la sala, tapándose la cara. Por el camino se encuentra con otra persona, que hace el camino contrario. Tampoco en esta ocasión hablan, ni entrecruzan sus miradas. Y sin embargo se entienden. Se abrazan. Están así unos segundos. Y luego entran los dos en la sala."


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