¿Crees en el amor a primera vista?
Fácil encontrar esta pregunta por cualesquiera rincones de esta sociedad que uno se dedique a pulular; y aún más fácil suele ser hallar la respuesta. Porque en este tema tiende a no haber demasiados puntos intermedios. Sí o no; blanco o negro; médica o quirúrgica. Y, obviamente, no escribiría esta entrada si no fuera porque yo sí que tengo una opinión intermedia: médico-quirúrgica, por supuesto. Ya sabeis de las que hablo: traumatología, ginecología...
¿Y en lo del amor?
¿Qué del amor?
La pregunta con la que has empezado la entrada...
Ah, ya. Bueno, sí. Sí creo en el amor a primera vista. Punto y aparte.
Todo este enlagunamiento mental viene a introducir la última revelación que tuve el otro día, mientras luchaba por no entrar en fase REM durante una clase de Preventiva. Hablo de la "amistad a primera vista". De aquellas personas con las que te bastan 5 minutos conversando para darte cuenta de que congeniáis. De que, por lo que sea, confías en ella mucho más de lo que deberías teniendo en cuenta que conoces su nombre o apodo, y poco más.
Es algo que se hace mucho más evidente cuando tienes la contrapartida cerquita tuya. Cuando, por los motivos que sea, te ves obligado a tratar diariamente con X personas. Puede que al final surja algo parecido a la amistad. Pero es como empeñarte en escalar un muro de 3 metros en lugar de usar la puerta.
Sobre todo si el muro se obstina constantemente en hacerse cada vez más alto y duro. Y da igual que le expliques de buenas maneras que empieza a no gustarte el estar chupando hormigón todo el día. Al final te hartarás, cogerás la puerta y lo dejarás allí plantado.
lunes, 21 de noviembre de 2011
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