lunes, 29 de noviembre de 2010

La infidelidad está de moda

La infidelidad está de moda.

Más que de moda, ha pasado a ser de algo despreciable a algo de lo que orgullecerse. Y no hablo de los programas basurotelevisivos que bastante tienen con aguantar las críticas de cualquier persona que haya leído dos libros en su vida. No. Hablo de la vida normal y corriente, a pie de calle.

Esta reflexión no la lanzo al vacío tras una sola observación. No, he sido fiel a los principios de la estadística. He cogido una muestra suficientemente grande y variada, y he realizado los cálculos oportunos. El caso es que alrededor del 80% de los rollos que me han contado en los últimos meses han sido infidelidades, por parte de uno, o a veces de los dos (ni en Las Vegas, la virgen...).

Yo no sé a qué se debe esta oleada de promiscuidad, y no me gusta tampoco hablar mucho de un tema que poco conozco. No obstante, vamos a lanzar algunas teorías. La primera que se me ocurre es la debilidad patológica a la que nos conduce esta sociedad hiperprotectora. Cada vez se hace creer a la gente que la vida tiene que ser todo diversión y placer. Que no hay por qué privarse de nada. Ni siquiera por la persona que, en teoría, más te importa.

Otra anda por los caminos de la ignorancia que tratan de ridiculizar los sentimientos y engrandecer el vicio puro y duro. Parece que el enamoramiento se ha vuelto algo indigno, no propio de una persona hecha y derecha. O quizá sea más bien lo segundo, que la golfería está bien vista. Y ojo, no seré quien le niegue a nadie tener un calendario sexual variado e intenso. Pero para eso inventó Dios la soltería.

El último aspecto que me carcome es esa estúpida noción de que una relación debe aportarte solo beneficios; y que, si en algún punto te limita, no merece la pena tenerla. Creo que el fallo aquí está en como se concibe dicha relación. Antiguamente, lo que uno tenía en mente era satisfacer a la otra persona. Ahora es al contrario. Se exige satisfacción a cambio de nada.

¿Voy muy desencaminado? Ahora es el momento de que opine la gente más implicada.

Un saludo.