martes, 12 de octubre de 2010

Podridos desde el principio

No es la Sanidad el peor de los servicios que tiene España. De hecho, si nos ponemos a pensar, quizá sea el mejor de todos. Pero no por ello deja de adolecer de ciertos males. No, no voy a entrar en los aspectos administrativos, en los dirigentes o en el abuso que muchas veces se hace del sistema; que son los puntos principales que se suelen atacar. Hoy voy a hablar de los que suelen quedar exentos de toda crítica: los propios médicos.

Todos (o casi todos) hemos tenido al típico profesional de la salud que esquivamos siempre que podemos. Médicos y médicas (no vaya a ser que el Ministerio de Igualdad me envíe a prisión) que se limitan a oír por encima lo que te ocurre y recetarte la droga que primero se les ocurre. Que apenas te miran durante la consulta, y que mucho menos se acordarán de ti si vuelves al mes.

Esto pasa. No frecuentemente, gracias a Dios. Por tanto, no puedo extender ni por asomo esta crítica al colectivo. La estoy focalizando, hacia estos malos profesionales, que, como las meigas, haberlos haylos.

Lo malo, o lo bueno, de estar donde estoy, es que veo de dónde salen esos malos profesionales. O creo verlo. Porque ya en tercero de carrera, cuando de médicos solo tenemos la bata, muchos apuntan maneras. Y de qué modo.

¿Cuáles creeis que son las principales preocupaciones de mi curso, que está apunto de empezar las prácticas en hospital? ¿Estarán nerviosos por el primer contacto con el paciente? ¿Estarán metiendo caña para aumentar las horas prácticas, que nos han reducido? ¿Habrá una lucha constante por buscar los mejores servicios y hospitales donde hacerlas?

Pues no. Lo que hay es una lucha constante por ir al hospital que tengan más cerquita de casa. La principal ocupación de los delegados no tiene que ver con las dichas. Tiene que ver con recaudar dinero para comprar una fotocopiadora (¡cuándo se ha visto esto!), recaudar más dinero para abrir una página web. Recoger los nombres de todos para hacer esa web exclusivamente privada, por la que se moverá todo.

En resumen. Un afán ENORME de politizarlo todo. De controlar. De mandar, en definitiva. Y un desinterés palpable por aprender a usar un fonendoscopio. No es difícil deducir cuál será la preocupación de mucha de esta gente cuando termine la carrera. Pocas ganas de ayudar a la gente en lo que es su oficio; muchas de ascender en el escalafón para tener su sueldazo y su puesto de jefazo.

Pensareis que exagero. Quizá. Pero lo que es cierto es que medicina en la UM se parece cada vez más a una dictadura. Unos cuantos fijos en el poder, haciendo lo que quieren; con el permiso de una mayoría a la que tienen contenta, y que les mantiene en el poder. Las opiniones que divergen se ignoran, o se crea un frente común de batalla para hacer callar al infiel.

Lo último ha sido crear la web que ya os he dicho, y obligar a todo el mundo a que se registre sí o sí, con su nombre y dos apellidos. Para tener a todos controlados. Ahora todo se mueve por esa web, incluidos los apuntes que los profesores dejan a los delegados para que los distribuyan. Si quieres comisiones, si quieres la camiseta del año, si quieres proponer lo que sea; a pasar por el aro y rellenar tu formulario para ser uno más del rebaño. Dentro de poco será obligatorio también dejar tus huellas.

Y encima parece que no podré irme de SÉNECA.