sábado, 24 de julio de 2010

Intranquilidad

Hoy es una de esas noches en las que sientes que tienes algo que escribir. Y es curioso observar como las palabras salen fáciles y sin esfuerzo en momentos como hoy; y lo que cuesta enhebrarlas otros días, y en otras circunstancias. Es un argumento más a mi favor en una conversación que tuve hace unos días. No hay que forzar tu interior por el mero hecho de mantener actualizado el blog (anda, rima y todo). Saldrá solo de ti cuando esté preparado.

Hoy, también, a diferencia de otras veces, tengo un tema claro que abordar. Una cuestión que es cierto que llevo ya un tiempo sintiendo. Es difícil de explicar con palabras.

Bueno, en realidad no lo es. Pongámonos en situación.

Es cosa sabida que la gente que tiene pareja suele ser la primera en retirarse de una fiesta, juerga o parranda (retirarse del todo, no desaparecer para intimar). Tampoco tiene mucho misterio: cuando la gente empieza a desvariar y a emprender la caza, yo, cazador retirado, abandono cómodamente la escena. Digamos que mi papel ha terminado.

Y quizá debido a ello, los otros actores se ven en cierta manera obligados a permanecer en escena, hasta que termine la función. Es muy común que, hablando ya sin tapujos, la soltería te incite más siempre a seguir con la fiesta, a no irte todavía, a tratar de animarte más. Porque, al fin y al cabo, para encontrar hay que buscar.

Lo que ocurre es que esa obligación que sin querer nos imponemos a veces, acaba minándote por dentro. Te hace salir cuando en realidad no te apetece del todo. Y muchas veces ni siquiera te deja disfrutar de una cerveza con los amigos. De ahí viene muchas veces, por lo menos cuando yo lo propongo, el "rollo tranqui". Suele querer decir: me apetece estar tranquilo, sin ninguna otra preocupación que no sea elegir entre Paulaner o Foster.

Es por ello que a veces miro con envidia a la gente con pareja. Porque creo distinguir en ellos una serenidad, una tranquilidad, una seguridad, en definitiva. Seguridad para hacer lo que realmente les apetece, y para disfrutar más los momentos de la vida.